En algún momento de nuestra vida, es probable que todos hayamos orado, pero que no se produce el cambio deseado. El problema es el enfoque que lo determina la fe. Orar con fe significa entregar todo nuestras penas y quebrantos a la divinidad, por eso la oración a la santísima trinidad, se debe hacer con mucha fe, convencido que el misterio de las tres divinas persona en uno solo Dios, escucha nuestras suplica y obra las bendiciones a favor de la solución. Cuando alineamos la petición con su voluntad y propósito, comenzamos a ver desplegado el poder de la oración a la santísima trinidad.
La oración nace en el corazón de cada persona al sentir la soledad, aun cuando esté rodeado de muchas personas. En esos instantes surge la necesidad de la comunicación con la divinidad, convencidos de su existencia y que mediante la creencia comienza a suceder el cambio deseado. La forma efectiva de la oración a la santísima trinidad, es que al realizar las plegarias, estén dirigidas al misterio del padre, del hijo y del espíritu santo, convencido de su gran poder y a quien confiamos la solución a nuestras necesidades.
Orar es abrir el canal espiritual del alma y de esta forma transmitir a nuestro Dios, el sentimiento del espíritu, con toda la acumulación de sensaciones, experiencias y deseos. De esa forma se inicia la experiencia más sublime de la comunicación con Dios, siendo la oración a la santísima trinidad, las que nos acerque a la presencia del espíritu santo y encuentra la bendición de Dios. La oración a la santísima trinidad, es la forma de comunicarnos de manera efectiva con la infinita bondad de Dios. Es la santísima trinidad, el elemento que prueba la fe, ya que es un misterio del cual no dudamos y lo aceptamos como verdadero